jueves, 31 de enero de 2008

Cuando se cometan errores

Puesto que todos somos imperfectos, cometemos errores. Pero en vez de exagerar las faltas del cónyuge, ¿por qué no obedecer el siguiente consejo sabio?: "Ante todo, tengan amor intenso unos para con otros, porque el amor cubre una multitud de pecados". Cuando se trata de faltas de poca importancia, lo mejor es olvidarlas, pasarlas por alto, y lo mismo puede decirse de otras más graves. Se recomienda: "Vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia. Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión".

Aunque la institución matrimonial ha sido blanco de ataques en años recientes, existirá siempre porque Dios la fundó y todo lo que él decreta es "muy bueno". Así que no pasará de moda. Continuará habiendo matrimonios felices, sobre todo entre quienes respetan y obedecen los mandatos divinos. ¿Cumplirán ambos cónyuges el voto efectuado el día de la boda con el que se comprometieron a amarse y cuidarse mutuamente? No cabe duda de que llevarlo a cabo puede resultar un desafío. Quienes lo acepten, tendrán que luchar para vencerlo, pero los resultados harán que merezca la pena el esfuerzo.

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